Apuntes para una historia de ETA.
El final del silencio
El 7 de junio de 1968, ETA asesinaba al Guardia Civil José Pardines. El 3 de mayo de 2018, un comunicado de la banda terrorista anunciaba la disolución de sus estructuras. Entre esas dos fechas, 50 años de terror, miedo, dolor, treguas, negociaciones y 826 muertes. Un recorrido criminal que se cobró 853 muertos —cifra oficial del Ministerio del Interior, a la que hay que sumar al policía francés Jean-Serge Nerín
Orígenes. Los sesenta
En 1959, en plena dictadura franquista, se funda Euskadi Ta Askatasuna (ETA), o Patria Vasca y Libertad para conseguir la independencia del territorio que reclaman como parte de Euskal Herria: las tres provincias del País Vasco (Álava, Vizcaya y Guipúzcoa) además de Navarra y otras tres provincias en el sur de Francia. En 1968, ETA lleva a cabo su primer atentado planeado y mata a Melitón Manzanas, inspector jefe de la Policía en San Sebastián.
Los años sesenta son los años de formación de la banda terrorista y se caracterizan por los debates internos sobre estrategias, empleo de violencia, recurso al atentado, extorsión, concienciación del pueblo vasco, formas de lucha contra el régimen, medios de financiación y, desde el punto de vista ideológico, entre las posturas en las que predomina el nacionalismos separatistas y en las que prima el socialismo obrerista muy influido por los movimientos de liberación colonial y de la izquierda radical en los setenta. Desde sus primeros pasos, ETA cometió actos bárbaros y errores logísticos que fueron vistos, tanto por la opinión pública como por el pueblo vasco, como acciones que debilitaban a la banda en lugar de reforzar su intransigencia.
En el episodio «Orígenes» de la serie ETA, el final del silencio de Jon Sistiaga, se repasan estos dilemas por los que atravesó ETA a lo largo de su historia y que fue disminuyendo la cohesión de la banda hasta su disolución. Se analizan algunos de los errores y atentados desde el primer asesinato del guardia civil José Pardines en 1968, el del comisario franquista y torturador de la Brigada político-social de Guipúzcoa Melitón Manzanas (agosto de 1968) hasta su primera víctima civil, Fermín Monasterio (1969), pasando por el asesinato de algunos militantes de ETA que disentían de la líneas más duras, como Pertur (1976), o el primer atentado que realizaron en democracia: el del empresario y político Javier Ybarra (1977).
En 1970 se celebró el Proceso de Burgos contra dieciséis miembros de ETA acusados de los asesinatos de Pardines, Manzanas y Monasterio en un intento del régimen de demostrar su autoridad. Las movilizaciones populares y la presión internacional lograron que las condenas a muerte impuestas a seis de los encausados no llegaran a ser ejecutadas, siendo conmutadas por penas de reclusión. Los condenados salieron en 1997 con la Ley de amnistía
En los años setenta la lucha antifranquista culmina el 20 de diciembre de 1973 (Operación Ogro) con el asesinato del jefe de gobierno, almirante Luis Carrero Blanco, hombre de confianza de Franco y máximo garante de la continuidad del régimen franquista; y el 13 de septiembre de 1974 con el atentado de la Cafetería Rolando, en la calle del Correo de Madrid que acabó con la vida de trece personas y dejó heridas a más de medio centenar.
ETA Y LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA
Durante los primeros años de la Transición, la actividad de los grupos terroristas izquierdistas o nacionalistas (GRAPO, FRAP y ETA) y también de ultraderecha, incrementaron su lucha y dificultaron gravemente el proceso democrático. El País Vasco se mantuvo, a lo largo del periodo, en plena ebullición política y ni siquiera la concesión de amnistía total consiguió frenarla. Los enfrentamientos entre policía y manifestantes no cesan y ETA reemprendió sus acciones terroristas en octubre del 76. En ETA se produce una escisión: ETA político-militar, crítica con la transición, se presenta a las elecciones de junio integrada en EE (Euskadiko Ezquerra) y avanzará a la reivindicación independentista por medios políticos. ETA militar querían un País Vasco independiente y socialista, sumando Navarra, utilizando la violencia y la lógica terrorista de acción-reacción-acción para concienciar la pueblo vascos y conseguir sus objetivos a través del asesinato. Entre 1979 y 1981 (trienio de sangre) ETA asesinó como nunca para desestabilizar el proceso democrático y forzar la involución y el golpismo
Los años de plomo
Durante los años 80, ETA asesinaba a casi 100 personas al año, prácticamente un muerto cada tres días. Utiliza coches bomba y tiene que hacer frente a cierto desconcierto ante la guerra sucia del gobierno a través de grupos parapoliciales con financiación corrupta, los GAL (Grupos Antiterrorista de Liberación) que acabó desprestigiando a los gobiernos socialistas cuando salieron a la luz los casos aparecieron implicados altos funcionarios del Ministerio del Interior. Frente al vergonzoso espectáculo político, lo único positivo fue el final del santuario francés: los atentados indiscriminados , que no sólo afectaron a terroristas sino también a inocentes ciudadanos franceses, crearon una situación de miedo en el sur de Francia, que llevó a que sectores de la población, fundamentalmente ligados a la potente industria turística local, presionaran al gobierno francés para acabar con la impunidad de la que gozaban los refugiados ligados a ETA en el sur de Francia
Aquella época es conocida como «los años de plomo», unos años a los que pertenece la mayor parte de los asesinatos por resolver de ETA. Años en los que ETA intenta justificar, sino imponer, el sentido de asesinar niños, en los que se explota el imaginario de la violencia paralela del Estado, se asesina a intrascendentes traficantes de droga y a los que pertenecen los asesinatos más sangrientos de la historia de la banda, como el del Hipercor de Barcelona en 1987, que la propia ETA, 231 años después, definió como el mayor error de la banda armado
En 1988 se firman los acuerdos de Ajuria Enea (sede oficial del gobierno vasco) entre los principales partidos para luchar contra el terrorismo y que planeta la necesidad e importancia de la acción policial y persecución de la banda. No descartando procesos de diálogo con quiénes decidan abandonar la violencia, se abrieron las conversaciones de Argel (1989) entre el gobierno y la ETA, con una tregua que acabo en nada. El pacto lo firmaron Alianza Popular (AP), Centro Democrático y Social (CDS), Partido nacionalista Vasco (EAJ-PNV), Euskadiko Ezquerra (EE), Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE), Eusko Alkartasuna (EA) y el Lendakari del gobierno vasco con la intención de trabajar por la erradicación del terrorismo de ETA. La colaboración internacional se convertía en algo imprescindible para la erradicación de la violencia y se comprometían a velar por que la defensa del Estado de Derecho se produjera siempre dentro de la legalidad.
LA HUIDA HACIA ADELANTE: LOS 90
En los noventa, sigue la estrategia terrorista etarra de atentados a las fuerzas de seguridad, políticos, planificados e indiscriminados: la bomba en la casa cuartel de Vic (1991), el secuestro de Ortega Lara (1996, en un zulo 532 días) o los asesinatos de Fernando Múgica y Tomás y Valiente.
En 1997, las multitudinarias movilizaciones entre el 14 y el 15 de julio de 1997 en protesta por el secuestro y asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco, culminaron en 1999 en la Plataforma “¡Basta Ya!” con el apoyo del Foro de Ermua y la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
Los partidos, sindicatos y asociaciones vascas nacionalistas intentaron en la Pacto de Estella o de Lizarra (1998) buscar un «proceso de diálogo y negociación» que lograra el cese del terrorismo de ETA inspirándose en el proceso abierto en Irlanda del Norte con la única condición de la ausencia de violencia. Se concibió como un proceso abierto inspirado en Irlanda del Norte en el que so se planteaba ninguna condición previa, solo la ausencia de violencia. La tregua de ETA duró poco más de un año y el proceso se paralizó sin ningún acuerdo
HACIA EL FRACASO DE ETA Y EL ÉXITO DE LA DEMOCRACIA
El periodo de 2000 a 2004 es clave para la erosión de las estructuras de dirección en ETA. Los aparatos (militar, logístico y político) se debilitaron con la captura de sus líderes y las crisis internas en el seno de la banda. Después de fracasar en sus intentos de negociación, el gobierno de Aznar pacta con el PSOE varios acuerdos antiterroristas y una ley de partidos que posibilita la ilegalización en 200 del brazo político de ETA, Herri Batasuna y de otras siglas instrumentales creadas por la izquierda ‘abertzale’ para tratar de burlar la legalidad. ETA intentó engañar de nuevo al Gobierno con la tregua de 2006 que saltó por los aires con el atentado contra la T4 del aeropuerto de Barajas el 30 de diciembre de ese año que causó dos muertos. Tras esta ruptura del alto el fuego, las FSE y la movilización ciudadana se acentuaron. ETA acabó por anunciar el cese de su actividad el 20 de octubre de 2011, tras 43 años de atentados.
La captura en 2015 de su última cúpula conocida fue un golpe definitivo. En 2016, fueron aprehendidas importantes partidas de armamento de los terroristas. Tras casi 60 años de existencia, haber asesinado a 829 personas (la inmensa mayoría durante la Transición y la democracia-, con casi todos sus terroristas envejecidos y en la cárcel, la dirección de ETA busca una cobertura internacional para su disolución en 2018
ETA fue derrotada policialmente. ETA no decidió dejar las armas y disolverse cuando la propia banda quiso. Lo hizo porque la Policía y la Guardia Civil la habían convertido en una organización zombi. Como dice uno de los comisarios de la lucha antiterrorista entrevistado en la serie de Sistiaga «ETA había dejado de ser una organización, para convertirse en una banda». Las sucesivas caídas de dirigentes, cada vez más cortas en el tiempo, la profusión de infiltrados y confidentes que la habían horadado por dentro, aceleraron su final.
El 7 de noviembre de 2018, el diario GARA publicó el último boletín de ETA en el que la disuelta organización terrorista reconoce la autoría de 758 asesinatos y la comisión de un total de 2.606 atentados.
Fuentes de las fotografías
https://elpais.com/elpais/2018/05/02/album/1525267950_499861.html
https://www.bbc.com/mundo/video_fotos/2011/10/111020_galeria_eta_lp.shtml
Para saber más….
Crónicas
https://www.rtve.es/noticias/cronicas/reportajes/historia-eta/
Historia de ETA en El Mundo
https://www.elmundo.es/eta/historia/trama_empresarial.html
Cronología gráfica
https://www.lavanguardia.com/politica/20180503/443210428511/eta-imagenes-fotos.html
Siete momentos de ETA
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43985393
Víctimas de ETA
https://elpais.com/elpais/2018/04/30/media/1525104009_115286.html
https://elpais.com/politica/2018/05/02/actualidad/1525252299_953564.html
ETA en la televisión
https://elpais.com/cultura/2019/08/23/television/1566559768_616598.html
ETA, el final del silencio de Jon Sistiaga
https://www.youtube.com/watch?v=P6PuQ0Emqn8
https://www.youtube.com/watch?v=P6PuQ0Emqn8
https://www.youtube.com/watch?v=pdJlq5SBccc&list=PLSXGfg6XHVB5bDMCsuf9tM-pKHqIYcY6R&index=1
El final del silencio. Artículo
Uno de los capítulos de Jon Sistiaga está dedicado a la extorsión. Fue una de las fuentes de financiación de ETA durante cinco décadas, junto a los secuestros y los atracos. El 80% de sus finanzas provenían del cobro de estas extorsiones conocidas como «impuesto revolucionario». La banda terrorista nunca dejó de acosar a miles de empresarios, comerciantes, abogados, cocineros, médicos y un largo etcétera: si pagabas, entrabas en el juego de financiar el terrorismo, si no lo hacías, te convertías junto a tu familia en objetivo de la banda mafiosa. ETA no detuvo este sistema ni siquiera durante las «treguas» que anunciaron. Algunos pagaron este «impuesto» con su propia vida.
La extorsión de ETA deja unas cifras terribles: más de 40 empresarios y directivos asesinados, unos 100.000 extorsionados y más de 20 secuestros. Una investigación del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto explica cómo este método permitió que ETA tuviera presupuestos anuales de millones de euros en los años 70 y 80, y de unos dos millones en los años 2000.
«Zubiak» («Puentes») nos habla de puentes rotos y de puentes tendidos a través de los testimonios de los protagonistas de casi 50 años de terror, miedo, treguas, negociaciones y muertes que han marcado la historia más reciente de nuestro país.El 29 de julio del año 2000, la banda terrorista ETA asesinaba en Tolosa a Juan Mari Jáuregui, ex Gobernador Civil de Guipúzcoa.
19 años después, Meixabel Lasa, viuda de Juan Mari, invita a su casa a Ibon Etxezarreta, uno de los etarras que participó en el atentado y por el que cumple 43 años de condena, para comer, hablar e intentar entender y razonar la sinrazón del terrorismo que acabó con la vida de su marido.